lunes, 5 de enero de 2015

ANTECEDENTES

Las descripciones de sismos históricos representan un rico acervo bibliográfico y de gran utilidad para la sismología moderna, ya que no solo permiten identificar los epicentros de sismos importantes en el pasado histórico, sino cotejar esa información con sismos más recientes.

Por otro lado, la ocurrencia de sismos históricos permite identificar fallas geológicas donde no han sido registrados sismos instrumentalmente. Sin embargo para entender algunas características de sismicidad históricas de un país o región es necesaria la confección de un catálogo de sismos históricos, para observar entender y analizar detenidamente los sucesos que se han ido dando históricamente a través de tiempo en relación y enfocados a los sismos en la zona de Chilpancingo, Gro,  esto también permita el análisis completo que permite estimar el grado de actividad sísmica, la periodicidad con la que está afectando en una época y el grado que ha alcanzado cada evento. 

Los daños históricos debidos a sismos en Chilpancingo, han sido cuantiosos en los dos últimos siglos. Solo se cuenta con información acelerométrica de poco menos de 30 años, en suelo blando y firme. Esta información, aunque escasa, es muy importante para inferir algún patrón de la propagación de las ondas sísmicas que inciden al valle.
Tan sólo en lo que va de este siglo se han registrado 7 temblores de consecuencias visibles: el de 1902 derribó el Palacio de Gobierno, la iglesia de Santa María de la Asunción y otros edificios.

Guerrero es un Estado que registra alrededor del 25% de la sismicidad que tiene nuestro país. Esto se debe a la entrada de la Placa de Cocos (placa oceánica) por debajo de la Placa Norteamericana (placa continental). El punto de encuentro entre estas dos placas ocurre frente a las costas del Pacífico, desde el Estado de Jalisco, hasta el de Chiapas. Sismos importantes en Guerrero, por mencionar algunos, son el Sismo del Ángel del 28 de julio de 1957 de magnitud 7.5, y el Sismo de Petatlán del 14 de marzo de 1979 con magnitud de 7.6. Ambos generaron daños importantes en regiones cercanas al epicentro y en la Ciudad de México. Los sismos son recurrentes, una vez que se ha acumulado energía de nuevo en la frontera de las placas, esta tendrá que ser liberada mediante la ocurrencia de un sismo. Es un fenómeno común, que ha acompañado a la Tierra desde su origen. A medida que pasa el tiempo en una región en donde no ha ocurrido un sismo, mayor es la probabilidad de que ahí ocurra uno. Esta situación se presenta entre Acapulco y Petatlán en la Costa Grande de Guerrero, esta región es conocida por los sismólogos como la Brecha de Guerrero. 



















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